Sopla el viento en las montañas que me distancian de mi ser,
Solo amarrado sobre el mástil de este barco a la deriva,
Perdido en este océano, lejano de todo, indiferente del
miedo,
Olvidado entre papales, salpicado de tristezas, ignorante de
mí,
Persistente de no naufragar, de no detenerme, de no arrojarme,
Como un junco que se
dobla, pero permanece siempre en pie.