Al amanecer y con el recorrido de los años , el sorteo de emociones se vuelve menos evidente, lo que importaba hoy ya no importa tanto, la gente hace menos esfuerzo por gustar, el silencio se torna un fiel acompañante y nos convierte en lo que siempre odiamos, al final es el deseo de no ser el que se comparte.
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