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sábado, 22 de octubre de 2011

El último adiós,



Un llamado a mi celular y mi corazón palpito con fuerza, ya eran años juntos, miles de ilusiones, miles de rozas y besos, corrí a la joyería de madame blanc, era nuestro aniversario y no podía ser menos, ya era tiempo, mi decisión estaba tomada, mientras pensaba como elaborar mi sorpresa, encontré el anillo perfecto,  oro  blanco y esmeraldas, no lo dude un segundo,  era la mujer de mi vida y era el momento, cogí  entonces un pañuelo, envolví el anillo corrí por las calles raudamente , todo sería en un acto de magia que mi amigo Carlos me enseñó en el taller de manuales, todo casi listo, pero aún faltaba algo, rosas azules, ella las amaba,( - me tomará un poco  más de tiempo pensé-), por suerte la pérgola solo estaba a dos cuadras. Una vez  con las flores en mano recordé que aún me faltaba la cena, llamé rápidamente a mi amigo tic toc  de comida china a domicilio, no era original, pero si práctico, así que todo listo solo tenía que estar en casa a las 8.oo,  mientras manejaba puse nuestra canción en la radio del auto, “ journey- open arms” hice mientras un recorrido por nuestra historia bella y mágica, en ese lapso sin darme cuenta ya estaba frente a nuestro departamento, corrí  por las escaleras, el ascensor ya no era útil para botar mi adrenalina,  di dos pasos y ya en la puerta abrí con cuidado, todo está apagado, era raro,-( Eliana todavía no habrá llegado pensé)- la llame dos veces, prendí la luz y ahí estaba sentada en el sofá, la cena estaba embalada aún, me miró de reojo  vio las flores y viró su vista hacia la ventana , prendió un cigarrillo, y entonces me dijo: - siéntate tenemos que hablar - esa breve frase denoto una preocupación de mi parte, - sabes  ya no es lo mismo. prosiguió  - en realidad fueron muchos años,  creí que podía proyectarnos, no es tu culpa soy yo, - hubo un silencio- (sonreí  tiernamente)- , no digas nada aún que no he terminado réplico- su imagen cada vez se tornaba más fría y sus palabras sonaban cada vez más lejanas- soltó el cigarro, sin despegar la vista de la ventana, y dijo:- Conocí a alguien, es de la oficina, debí decírtelo, pero todo fue muy rápido, empezó como un juego quise decírtelo hace unas semanas, pero  no sabía cómo, espero comprendas, se que construimos un proyecto, perdóname- tomo su cartera y avanzó rauda hacia la puerta, se detuvo un instante, y volvió avanzar para cerrar la puerta tras de si- ,fue entonces que las flores de mis manos se desvanecieron y  el anillo rodo por el suelo,  no había dudas el tiempo me la había robado y la rutina había ganado, quise voltear hacía la puerta, quise detenerla, pero las fuerzas se me habían ido y mis ojos  estaban empapados, muchas cosas quise decirle pero ese fue  su  última imagen, su último adiós.

2 comentarios:

  1. Renato, muito gostoso o conto; adorei.

    Abração,

    Rodrigo Davel

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  2. Me ha llegado. Me dejó sin palabras Mr. la verdad casi se logra percibir el dolor -retiro el casi- en efecto se siente. Espero que solo sea un relato y no algo concreto aunque de ser asi, es una experiencia de la cual no queda más remedio que sacar alguna conclusión: Aún no era el momento.

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